lunes, 18 de enero de 2021

Reseña: Misery – Stephen King




Sinopsis:

Misery Chastain ha muerto. Paul Sheldon la ha matado. Con alivio y hasta con alegría. Misery lo ha hecho rico. Porque Misery es la heroína que ha protagonizado sus exitosos libros.

Paul quiere volver a escribir. Algo diferente, algo auténtico. Pero entonces sufre un accidente y despierta inmóvil y atravesado por el dolor en una cama que no es la suya, tampoco la de un hospital.

Annie Wilkes lo ha recogido y lo ha traído a su remota casa de la montaña. La buena noticia es que Annie había sido enfermera y tiene medicamentos analgésicos. La mala es que ha sido durante mucho tiempo la fan número uno de Paul. Y cuando descubre lo que le ha hecho a Misery Chastain, no le gusta. No le gusta en absoluto.

Antes, Paul Sheldon escribía para ganarse la vida. Ahora, Paul Sheldon escribe para sobrevivir.


Opinión Personal:


Paul Sheldon es escritor, está cansado de sólo ser reconocido por “Misery”, la extensa serie de éxitos que parece inevitablemente hacer sobra a cualquier otro de sus proyectos literarios; es por esto que toma la decisión de matarla en su último libro publicado, para así escribir algo diferente con libertad. Una vez terminado el manuscrito de su próximo libro sufre un accidente y al despertar se encuentra en la aislada casa de Annie Wilkes, una de las tantas mujeres que dicen ser su “admiradora número uno”. Annie es enfermera y dispone de medicamentos analgésicos, pero es una mujer que no está bien y al descubrir que su personaje favorito ha muerto las cosas sólo pueden empeorar.

Este libro corto, de apenas 397 páginas y dividido en cuatro partes es totalmente adictivo desde sus primeras páginas, a partir de este momento está en mi lista de favoritos del autor. La tensión jamás decae pero tampoco se mantiene, no deja de aumentar, esto hace que sea imposible soltar el libro y que el lector luche internamente entre sus deseos de llegar al final y el miedo por lo que podría llegar a pasar.

Poco a poco se va presentando información sobre Annie, lo que ha hecho en el pasado y como su locura ha ido creciendo con el tiempo, es interesante hasta dónde puede llegar un personaje llevado al extremo y lo real que puede ser esta historia, caer en las garras de alguien como ella es algo que le podría pasar a cualquiera.

El lector puede sentir que está dentro de la historia, atrapado en la casa de esta mujer, las emociones de Paul están tan bien desarrolladas que es normal poder sentirlas en carne propia.

Es increíble lo que sólo dos personajes pueden generar en esta lectura, también los pocos escenarios que crean una atmósfera inquietante, King sumerge con gran maestría al lector en un terror profundo y realista con tan pocos (pero fuertes) recursos. Me encanta que tenga diferentes tipografías para separar la historia principal de la secundaria (el libro de Misery que Paul tiene que escribir obligado por Annie)

Esta novela está ubicada dentro del período en que King estuvo bajo la adicción a las drogas, si leen “Mientras escribo” encontrarán algunas curiosidades sobre el proceso de escritura, las inspiraciones del autor y las dudas que lo acompañaron hasta el último momento sobre cuál sería el final para esta historia.

La película basada en el libro es una gran adaptación, una de mis favoritas más allá de la gran diferencia de detalles que tiene, no podría decir si una es mejor que la otra, creo que el resultado es un empate, tanto el libro como la adaptación son perfectos.

Calificación: ★★★★★

Frases destacadas: 

“Como los ídolos, daba una sola cosa: una sensación de desasosiego rayana en el terror. Como los ídolos, te quitaba todo lo demás.” 

“No quería pensar en ello porque bastante tenía con vivirlo en carne propia. No quería pensar en ello porque cuando lo hacía se interponían imágenes desagradables: ella con cara de catatónica, ella evocadora de ídolos y piedras, y encima el cubo de fregar amarillo aproximándose a él cual luna estrellándose contra la tierra. Pensar en esas cosas concretas no cambiaría su situación, de hecho era peor que no pensar nada, pero una vez que se concentraba en Annie Wilkes y en lo que pintaba él en su casa, esos eran los pensamientos que le venían a la cabeza y ahuyentaban a todos los demás.” 

“¡Pero los personajes de ficción NO pasan así sin más! Dios nos lleva cuando cree que ha llegado la hora, y un escritos es Dios para los personajes de la historia, él los inventa como Dios nos inventó a todos, y vale, de acuerdo, nadie puede irle a Dios y pedirle explicaciones, pero en lo que respecta a Misery te diré algo, pajarraco, y es que resulta que Dios tiene dos piernas rotas, y resulta que Dios está en MI casa, comiendo mi comida y… y…” 

“Estaba empezando a descubrir que el instinto de supervivencia tal vez fuera eso, instinto y nada más, pero que gracias a él encontraba uno sorprendentes atajos para desarrollar empatía.” 

“Puede que existan las hadas y puede que existan los duendes, pero Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos.” 

“La pena, pensó, era como una roca a orillas del mar. Cuando uno estaba dormido, era como si la marea hubiera subido, y eso aportaba cierto alivio. El sueño venía a ser la marea que cubría la roca del pesar. Pero uno despertaba y la marea empezaba a retirarse, de modo que al poco rato la roca volvía a ser visible, una cosa incrustada de percebes, indiscutiblemente real, una cosa que estaría allí eternamente, o hasta que Dios decidiera sacarla de allí.” 

“¡Cómo le late el corazón! ¡Cómo lucha por liberarse! Igual que nosotros, Paul. Igual. Creemos que sabemos muchas cosas, pero en realidad apenas si sabemos más que una rata en una trampa; una rata con el lomo partido y que cree que aún quiere vivir.” 

“Un poquito de talento no viene mal si uno quiere ser escritor, pero el único requisito de verdad es la capacidad de recordar la historia de cada cicatriz. El arte consiste en la persistencia de la memoria.” 

“Cuando empiezo un libro siempre pienso que sé cómo irán las cosas, pero nunca he visto un final que fuera exactamente lo que había planeado. Tampoco es tan extraño, si lo piensas bien. Escribir una novela es un poco como disparar un misil intercontinental… solo que viajando a través del tiempo, no del espacio: el tiempo-libro que los personajes pasan viviendo en la trama argumental y el tiempo real que el novelista pasa redactándolo. Hacer que una novela acabe exactamente como tú habías pensado cuando la empezaste sería como lanzar un misil Titan hacia el otro extremo del mundo y hacer que la carga explosiva se cuele por un aro de baloncesto. Leído puede sonar bien, y hay quienes hacen cosas así y te dirán que es pan comido (y encima lo dirán muy serios), pero las probabilidades de que eso ocurra son mínimas.” 

“La verdad no es más extraña que la ficción, diga lo que diga la gente. La mayor parte de las veces uno sabe exactamente cómo acaban las cosas.” 

“Nunca ha sido por ti, Annie, ni por ninguna de las otras personas que firman sus cartas «Tu admiradora número uno». En cuanto te pones a escribir, toda esa gente está en el otro extremo de la galaxia, por decir algo. Nunca escribí para mis exesposas, ni para mis padres. La razón de que un autor ponga casi siempre una dedicatoria, Annie, es que al final hasta él mismo se horroriza de lo egoísta que es.” 

“La idea de que Dios pudiera ser cruel le habría parecido entonces totalmente absurda. Pero sus ideas sobre Dios, como sobre tantas cosas, habían cambiado. África las había cambiado. En África había descubierto que no existía un solo Dios, sino muchos, y que algunos de ellos no solo eran crueles, sino dementes, y eso lo cambió todo. Al fin y al cabo, la crueldad era algo comprensible. Pero ante la demencia no había nada que discutir.” 

“En una novela, todo habría salido según el plan… Pero, joder, la vida era tan desordenada: ¿qué podía decirse de una existencia en la que algunas de las conversaciones más cruciales se producían cuando uno necesitaba ir a cagar o algo así?, ¿una existencia en la que ni siquiera había capítulos?” 

“Puede que escribir sea como masturbarse, pero Dios nos libre de que sea un acto de autocanibalismo.”




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