miércoles, 16 de diciembre de 2020

Reseña: Mientras Escribo – Stephen King





Sinopsis:

Pocas veces un libro sobre el oficio de escribir ha resultado tan clarificador, útil y revelador. «Si no tiene tiempo para leer, no tendrá el tiempo ni las herramientas necesarias para escribir.» Mientras escribo empieza con el relato de la asombrosa infancia de Stephen King y su extraño y temprano interés por la escritura. Una serie de vívidos recuerdos de la adolescencia, de la universidad y de los años de lucha que lo llevaron a la culminación de su primera novela, Carrie, aportan al lector una amena y divertida perspectiva sobre la formación del escritor. A continuación King describe las herramientas básicas del oficio y expone sus opiniones personales sobre el secreto de la escritura. Mientras escribo culmina con el conmovedor relato de cómo su necesidad de escribir lo estimuló para recuperarse de su casi fatal accidente en el verano del año 2000.

Opinión Personal:

Este libro es muy interesante, un poco autobiográfico y a la vez un pequeño “manual” con consejos de escritura para quienes sueñan con publicar y necesitan identificar herramientas que ayuden a concretarlo, King ofrece sus consejos con una gran humildad y busca dar motivación con cada línea de esta obra. Pienso que es una lectura muy buena, y no solo para quienes desean escribir, también lo es para todos los que amamos leer, ya que nos ofrece una visión diferente que nos acerca al proceso creativo, a la cocina de los libros, a como se pueden ir gestando las historias que disfrutamos. Es un libro corto, de apenas 319 páginas, se lee rápido.

En su primera parte “Currículum Vitae” empieza a contarnos sobre su infancia y el inicio de su interés por escribir, nos lleva por sus recuerdos de adolescencia y juventud en donde la escritura siempre estuvo presente, junto con su amor por el terror. Nos habla también de cómo conoció a la mujer que ama, de sus años de estudiante universitario y los trabajos que tuvo hasta llegar a ser el gran escritor que es hoy en día cuando todos conocemos su nombre y sus obras más importantes. Es muy interesante todo el proceso que llevó a la publicación de su primer libro “Carrie”, y como desde ese momento no ha parado de escribir con éxito. También habla sobre sus adicciones y de cuánto costó superarlas, al contarnos sobre esto nos muestra un lado muy humano, no sólo busca que veamos sus mejores momentos, sino también los más difíciles.

En las siguientes partes del libro nos habla sobre qué es escribir, de las herramientas que todo escritor debe tener en cuenta al momento de trabajar su obra y profundiza en los aspectos más importantes a tener en cuenta como creador. Todo esto lo hace apoyándose en sus experiencias personales, contándonos anécdotas muy interesantes y con muy buenos ejemplos para que se entienda todo lo que expone, sin duda quienes leemos su obra podemos disfrutar mucho de todo esto ya que comparte con el lector cómo es su trabajo. Uno de los datos que más me interesó es saber que no tiene definido el final de sus libros antes de empezar, que los va descubriendo en el proceso de plasmar la historia en el papel.

En la parte “Posdata: vivir” habla del terrible accidente que sufrió el verano de 1999 cuando fue atropellado por una camioneta, creo que este es el capítulo que más rápido se lee, lo cuenta de una manera fiel a su estilo que ya conocemos, lo hace atrapando al lector. Es hermoso el mensaje que nos deja al hablar sobre todo esto: hacer lo que se ama salva la vida, no se puede vivir sin dedicarse con amor a eso que a uno le apasiona.

El libro cierra con un fragmento de su relato “1408”, primero presenta el borrador en su primera versión y después con las primeras correcciones. Lo hace para mostrar que todo escritor debe revisar su obra, que él no es ninguna excepción. Me parece un ejemplo muy claro e interesante. Disfruté muchísimo esta lectura. Infinitamente recomendado. 

Calificación: ★★★★★

Frases destacadas:

“Yo no creo que el escritor se haga, ni por circunstancias ni por voluntad (antes sí lo creía). Es un accesorio que viene de fábrica, y que, dicho sea de paso, no tiene nada de excepcional. Estoy seguro de que hay muchísima gente con talento de escritor o narrador, y que es un talento que puede potenciarse y aguzarse.”

“Al primer engaño, la vergüenza es del que engaña; al segundo, del engañado; y al tercero de los dos.”

“Escribir una historia es contársela uno mismo, cuando reescribes, lo principal es quitar lo que no sea la historia (…) Gould dijo otra cosa interesante: que hay que escribir con la puerta cerrada y reescribir con la puerta abierta. Dicho de otra manera: al principio sólo escribes para ti, pero después sale afuera. Cuando ya tienes clara la historia y la has contado bien al menos dentro de tus posibilidades), pertenece a cualquier persona que quiera leerla. O criticarla.”

“Ahora, cada vez que veo una novela dedicada a la mujer (o marido) del autor, sonrío y pienso: Ese sabe de qué va. Escribir es una labor solitaria, y conviene tener a alguien que crea en ti. Tampoco es necesario que hagan discursos. Basta, normalmente, con que crean.”

“(Con Carrie White) Aprendí dos cosas: primero, que la impresión inicial del autor sobre el personaje o personajes puede ser tan errónea como la del lector. Segundo (pero no en importancia), darse cuenta de que es mala idea dejar algo a medias sólo porque presente dificultades emocionales o imaginativas. A veces hay que seguir aunque no haya ganas. A veces se tiene la sensación de estar acumulando mierda, y al final sale algo bueno.”

“Las afirmaciones de que la droga y el alcohol son necesarios para atenuar un exceso de sensibilidad no pasan de ser la típica chorrada para justificarse. (…) no digo que la gente creativa no corra mayor riesgo que en otros trabajos, pero ¿y qué? A la hora de vomitar en la cuneta, nos parecemos todos bastante.”

“La vida no está al servicio del arte, sino al revés.”

“El acto de escribir puede abordarse con nerviosismo, entusiasmo, esperanza y hasta desesperación (cuando intuyes que no podrás poner por escrito todo lo que tienes en la cabeza y el corazón). Se puede encarar la página en blanco apretando los puños y entornando los ojos, con ganas de repartir ostias y poner nombres y apellidos, o porque quieres que se case contigo una chica, o por ganas de cambiar el mundo. Todo es lícito mientras no se tome a la ligera. Repito: no hay que abordar la página en blanco a la ligera. No te pido que lo hagas con reverencia, ni sin sentido crítico. Tampoco pretendo que haya que ser políticamente correcto o dejar aparcado el humor (¡Ojalá tengas!). No es ningún concurso de popularidad, ni las olimpiadas de la moral; tampoco es ninguna iglesia, pero joder, se trata de escribir, no de lavar el coche o ponerse rímel. Si eres capaz de tomártelo en serio, hablaremos. Si no puedes, o no quieres, cierra el libro y dedícate a otra cosa. A lavar el coche, por ejemplo.”

“Para sacar el máximo partido a la escritura hay que fabricarse una caja de herramientas, y luego muscularse hasta poder llevarla. Quizá  entonces, en lugar de dejar una faena a medias, se pueda coger la herramienta indicada y poner manos a la obra de manera inmediata.”

“Poner vocabulario de tiros largos, buscando palabras complicadas por vergüenza de usar las normales, es de lo peor que se le puede hacer el estilo. Es como ponerle un vestido de noche a un animal doméstico. El animal pasa vergüenza, pero el culpable de la presunta monería debería pasar todavía más. (…) Recuerda que la primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido, siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase. Si tienes dudas y te pones a pensar, alguna otra palabra saldrá (eso seguro, porque siempre hay otra), pero lo más probable es que sea peor que la primera, o menos ajustada a lo que querías decir.”

“A menudo, escribir bien significa prescindir del miedo y la afectación. De hecho, la propia afectación (empezando por la necesidad de calificar de «buenas» determinadas maneras de escribir, y otras de «malas») tiene mucho que ver con el miedo. Escribir bien también es acertar en la selección previa de herramientas.”

“Dentro de la narrativa, el párrafo está menos estructurado; en vez de melodía es ritmo. Cuanta más narrativa se lee, más se da uno cuenta de que los párrafos se forman solos. Como tiene que ser. Al escribir conviene no pensar demasiado en dónde empieza y termina el párrafo. El truco es dejar que sigan su curso. Después, si no te gusta el resultado, lo arreglas y listo. Es lo que se llama revisar.”

“La seducción tiene mucho que ver con hablar con gracia. Si no, ¿por qué hay tantas parejas que empiezan cenando juntas y acaban en la cama?”

“Yo soy del parecer de que la unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase. Es de donde arranca la coherencia, y donde las palabras tienen la oportunidad de ser algo más que meras palabras. La aceleración, suponiendo que en algún momento se produzca, ocurrirá a nivel párrafo. Es un instrumento fantástico, flexible. Puede tener una palabra o durar varias páginas (…) Para escribir bien hay que aprender a usarlo bien. El secreto es practicar mucho. Hay que aprender a oír el ritmo.”

“Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo.”

“Cada libro que se elige tiene una o varias cosas que enseñar, y a menudo los libros malos contienen más lecciones que los buenos.”

“La capacidad arrebatadora de un buen argumento combinado con prosa de calidad es una sensación que forma parte de la formación imprescindible de todos los escritores. Nadie puede aspirar a seducir a otra persona por la fuera de la escritura hasta no haberlo experimentado personalmente.”

“El talento priva de significado al concepto de ensayo. Cuando descubres que estás dotado para algo, lo haces (sea lo que sea) hasta sangrarte los dedos o tener los ojos a punto de caerse de las órbitas. No hace falta que te escuche nadie (o te lea, o te mire), porque siempre te juegas el todo por el todo; porque tú, creador, te sientes feliz. Quizá hasta en éxtasis. La regla se aplica a todo: leer y a escribir, tocar un instrumento, jugar al béisbol… lo que sea. El programa agotador de lectura y escritura por el que abogo (de cuatro a seis horas diarias toda la semana)  sólo lo parecerá si son actividades que ni te gustan ni responden a ningún talento tuyo. De hecho, puede que ya estés siguiendo uno parecido. Si no es así, y te parece que necesitas permiso de alguien para leer y escribir cuando te apetezca, considéralo dado en adelante por un servidor.”

“A mi modo de ver, todos los relatos y novelas constan de tres partes: la narración que hace que se mueva la historia de A a B y por último hasta Z, la descripción, que genera una realidad sensorial para el lector, y el diálogo, que da vida a los personajes a través de sus voces.”

“Desconfío de los argumentos por dos razones: la primera, que nuestras vidas apenas tienen argumento, aunque se sumen todas las precauciones sensatas y los escrupulosos planes de futuro; la segunda, que considero incompatibles el argumento y la espontaneidad de la creación auténtica. Procuraré ser claro. Me interesa sobremanera que entiendas que mi principal convicción a cerca de la narrativa es que se hace prácticamente sola. La tarea del escritor es proporcionarle una tierra de cultivo (y transcribirla, claro). Si eres capaz de compartir mi punto de vista (o de intentarlo), podremos colaborar a gusto. En caso contrario, si te parezco un loco, tampoco pasa nada. No serás el primero.”

“Es importante pensar que en la vida real no hay nadie que sea «el malo», «el amigo del alma» o «la puta con corazón de oro». En la vida real nos vemos todos como protagonistas, el no va más. Siempre nos enfoca la cámara a nosotros. Si eres capaz de trasladar esa actitud a la narrativa, es posible que no te resulte fácil crear personajes brillantes, pero caerás menos en la trampa de crear monigotes unidimensionales como los que pueblan la narrativa popular.”

“Sobre la historia de fondo, lo más importante para recordar es que a) historia la tiene todo el mundo, y b) en general no es muy interesante. Cíñete a las partes que lo sean y no te dejes llevar por el resto. Contarle la vida a alguien, y que te escuchen, sólo se hace en los bares. Se hace, además, una hora antes de cerrar, y a condición de que consumas.”

“Escribir no es la vida, pero yo creo que puede ser una manera de volver a la vida. Lo averigüe en verano de 1999, cuando estuvo a punto de matarme el conductor de una camioneta azul.”

“El momento que da más miedo es justo antes de empezar. En adelante sólo puede ir a mejor.”

“Escribir no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, ligar mucho ni hacer amistades. En último término, se trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces, y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz. Una parte (quizá demasiado larga) de este libro ha tratado de cómo aprendí a escribir. Otra, la mayor, de qué se puede hacer para mejorar. El resto (y quizá lo mejor) es un permiso: tú puedes hacerlo, debes hacerlo y, si tienes la valentía de empezar, lo harás. Escribir es mágico; es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. El agua es gratis. Con que bebe. Bebe y sacia tu sed.”

 






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